Ricardo recibió un loro por su cumpleaños; ya era un loro
adulto, con una muy mala actitud y vocabulario. Cada palabra que decia estaba
adornada por alguna palabrota, asi como siempre de muy mal genio.
Ricardo trato desde el primer día de corregir la actitud del
loro, diciéndole palabras bondadosas y con mucha educación, le ponía música
suave y siempre lo trataba con mucho cariño.
Llegó un día en que Ricardo perdió la paciencia y gritó al
loro, el cual se puso más grosero aun, hasta que en un momento de
desesperación, Ricardo puso al loro en el congelador.
Por un par de minutos aún pudo escuchar los gritos del loro
y el revuelo que causaba en el compartimento, hasta que de pronto todo fue
silencio.
Luego de un rato, Ricardo arrepentido y temeroso de haber
matado al loro, rápidamente abrió la puerta del congelador. El loro salió y con
mucha calma dió un paso al hombro de Ricardo y dijo:
- Siento mucho haberte ofendido con mi lenguaje y actitud.
Te pido me disculpes y te prometo que en el futuro vigilaré mucho mi
comportamiento.
Ricardo estaba muy sorprendido del tremendo cambio en la
actitud del loro y estaba a punto de preguntarle que es lo que lo había hecho
cambiar de esa manera, cuando el loro continuo:
- ¿Te puedo preguntar algo? ¿Qué fue lo que hizo el pollo?